Oneshot
-¡Estúpida Navidad!-dijo
malhumorado un azabache con patillas, traje y fredora mientras
caminaba por los pasillos de la mansión Vongola. Ya hace unos años
que toda la generación de su alumno se habían mudado a Italia para
cumplir con sus cargos. Todos estaban haciendo un muy buen trabajo,
incluso mejor de lo que el azabache había pensado en un principio y
se sentía orgulloso de ellos, sobretodo de su alumno castaño.
Pero volviendo al tema que nos atañe.
El azabache caminaba con el peor humor del mundo hacia su habitación.
La razón era que el ojimiel le había dado la regañina del siglo y
aquello no le había gustado para nada.
Ahora os preguntaréis cómo es que el
ex-arcobaleno se había dejado regañar por su alumno pues el caso es
que este aprovechó que estaba tomando un pequeño descanso en el
patio interno de la mansión para maniatarlo a una silla y
amordazarlo. Entonces, con ayuda de su fiel mano derecha, lo habían
llevado al despacho del menor y allí tuvo que aguantar tres horas de
sermón.
Bien, ahora me toca explicaros el
porqué de aquella situación pues el caso es que el ex-arcobaleno
estaba saliendo con el menor de los guardianes Vongola, Lambo desde
hacía casi medio año. A este le hacía mucha ilusión celebrar la
Navidad junto a su pareja puesto que sería la primera que pasarían
siendo eso, pareja. Además de que el mayor no era particularmente
muy cariñoso con él y pensó que sería una buena ocasión para que
le demostrase que le quería. A él por otra parte, no le hacía
ninguna gracia tener que soportar al menor en plan cariñoso e
ilusionado por una festividad tan estúpida a su parecer. Entonces no
dudó en hacerle saber a la pequeña vaquita, ya no tan pequeña
puesto que ya contaba con 15 años, que sus planes para ese día, 24
de diciembre, serían irse a beber con el rubio de Collonello y que
no tenía ni la más mínima intención de pasar el día siguiente
con él.
Ya os podéis imaginar lo mal que se lo
tomó el menor y se marchó llorando por las frías palabras de su
pareja. Como era de esperar Tsuna fue quién consoló al menor y le
aseguró que haría que fuese la mejor Navidad de su vida.
Todo aquello había pasado hace una
semana y nos lleva al momento en el que nos encontramos ahora. Tsuna
le había regañado por comportarse así con el rayo y le había
recriminado su actitud tan fría para con su guardián más pequeño.
Incluso le había hablado sobre lo que era tener pareja estable y que
si seguía de aquella manera perdería a la única persona que no lo
veía como un bastardo sádico y sin corazón.
El mayor enojado por la actitud de su
alumno le había contestado que él no era el más indicado para
hablar puesto que no era que tuviese mucha suerte con su vida
amorosa. El castaño solo había sonreído con presunción y fue
entonces que recordó que su alumno salía desde hace algunos años
con uno de sus guardianes más fuertes, Hibari Kyoya, su nube y
aunque este siguiese con la misma actitud fría para con los demás,
el menor había logrado que su actitud fuese más cariñosa con él.
Molesto por toda aquella discusión
que, claramente, había ganado el menor, el azabache se marchó
enojado de la estancia dando un gran y fuerte portazo al salir.
Caminaba maldiciendo a diestra y
siniestra. Que si su alumno, que si la Navidad, que si su pareja....
En todo el camino un aura negra le rodeaba y miraba con enojo a todo
el que se le cruzase e intentase hablarle. Después de lo que a él
le pareció una eternidad llegó hasta su dormitorio. Entró dando
otro portazo y se dejó caer sobre el sofá de la estancia.
No supo cuanto tiempo estuvo mirando
fijamente hacia el techo del lugar pero bufó molesto al percatarse
de que había alguien más aparte de él en el lugar.
-¿Qué demonios quieres?-preguntó
de mal humor.
-Jejejeje tranquilo kora.-habló
el rubio. El azabache solo le miró inquisidoramente y entonces el
contrario suspiró.
-Verás.... no creo que podamos ir a
beber el 24-kora.-comentó nerviosamente.
-¿Por qué?-preguntó aún más
molesto si cabe el asesino.
-Etto... pues verás....-comenzó
a tartamudear nervioso impacientando al contrario.- Cre-creo
que.... de-deberías de pasarlo con.... Lambo-kora.-finalizó y
esperó a que la ira de su amigo/rival se hiciese presente.
-¿Por qué?-volvió a preguntar
mientras dejaba que sus ojos fuesen tapados por su fredora lo cual
causó un estremecimiento en el rubio.
-Em.... es que.... serán vuestras
primeras Navidades y..... Lambo estaba muy emocionado así
qué....-respondió lo mejor que pudo pero paró al ver como el
azabache se levantaba de golpe y le miraba asesinamente.
-¡Yo lo mato!-gritó enfurecido
y salió apresurado de la habitación. El rubio salió apresurado
detrás suyo para intentar pararle.
-¡Espera! ¿Se puede saber a dónde
vas-kora?-le gritó intentando llamar la atención del otro.
-¡Por favor! ¡Ahora me dirás que
llegaste a esa conclusión por ti mismo! ¡Eso a sido cosa suya!-le
gritó en respuesta mientras seguía caminando, ignorando a los
sirvientes que le veían espantados. No era normal ver al
ex-arcobaleno gritar y aquello les estaba espantando de verdad.
Mientras los gritos seguían en una de
las estancias se encontraban dos personas. Una estaba sentada en un
mullido sillón bebiendo té tranquilamente mientras que la otra
sonreía divertido desde un sillón detrás de una mesa.
-Al parecer ya se enteró.-comentó
divertido.
-¿Se puede saber que hiciste
ahora?-le preguntó tranquilamente el otro.
-Vamos Kyoya.... yo no hice
nada.-comentó haciéndose el inocente.
-Hmp. ¿Entonces por qué se dirige
el bebé hacia aquí mientras grita?-le preguntó mirándole
divertido.
-Jejejeje eso le hará entender unas
cuantas cosas.-dijo como si nada. En ese momento entró el sujeto
del cual hablaban dando un fuerte golpe mientras que detrás llegaba
un cansado rubio.
-¡¿Qué demonios te pasa?!-le
gritó el azabache a su ex-alumno.
-No sé de qué me hablas
Reborn.-comentó tan tranquilo el menor.
-No te hagas el tonto. Es cosa tuya
el que este imbécil haya decido que lo mejor es anular nuestros
planes.-le dijo enojado.
-Mmm.... nop. No recuerdo haber
hecho algo semejante. Si Collonello llegó a esa conclusión fue por
su propia voluntad.-respondió el castaño mientras sonreía
inocentemente.
-No me vengas con esa estupidez.
Este idiota no llegaría a esa solución si alguien no le hubiese
convencido.-siguió insistiendo.
-Hmp. ¿Acaso eran tan importantes
esos planes?-preguntó inocentemente el menor.
-No te hagas el idiota. Sabes muy
bien porqué estoy tan molesto.-dijo el mayor.
-Mmm... la verdad es que no lo se.
Ni que no pudieses hacer otros planes.-comentó como si nada el
menor. Aquel comentario enojó de sobremanera al azabache. ¿Con qué
su alumno quería jugar? Pues jugarían. Mirándolo retadoramente
sonrió con superioridad.
-En eso tienes razón. Siempre puedo
salir solo a divertirme y buscarme una acompañante.-comentó
divertido.
-¿A sí? ¿Y quién te ha dicho que
podrías?-preguntó ahora el menor mirándole de igual forma.
-Hmp. ¿Ahora me prohibirás salir
de la mansión?-preguntó con burla.
-No... bien puedes hacer lo que te
venga en gana pero....-comentó como si nada aunque no terminó
la frase molestando al contrario.
-¿Pero? ¿Ahora no me vendrás a
amenazar? Eres demasiado joven como para lograr algo como eso.-dijo
burlón.
-Jajajaja yo amenazar al gran y
todopoderoso Reborn. Eso nunca se me pasaría por la cabeza.-dijo
con sorna el menor cosa que molestó de sobremanera al mayor.
-Habla de una vez mocoso que no
tengo todo el día.-dijo enojado por la actitud de su ex-alumno.
-Hmp. Verás querido Reborn... hace
unos día llegó una carta del jefe de la familia bovino.-comentó
como si no fuese la gran cosa.
-¿Y eso debería
importarme?-preguntó burlón.
-Mmm... tal ve no o tal vez si.-dijo
divertido. El rubio y el otro azabache solo miraban la escena
totalmente impresionados. Nunca en su vida habían visto comportarse
así al castaño y querían saber qué era lo que este estaba
tramando.
-Ve directo al grano de una buena
vez.-dijo ya apunto de estallar. Esa actitud del ojimiel le
estaba crispando los nervios.
-Aish.... que poca paciencia.-dijo
el menor.-Pues verás.... en esa carta había algo muy
interesante. Como ya sabrás ese hombre no sabe que Lambo tiene una
relación contigo y pues....-volvió a parar.
-¿Y qué?-preguntó enojado a
más no poder. Ese mocoso lo estaba haciendo a propósito para
hacerle enojar. Este rió divertido al conseguir su propósito....
impacientar a su ex-tutor.
-Comprometió a Lambo.-soltó
sin más. Los otros tres presentes en aquella estancia se quedaron
realmente sorprendidos por aquellas tres simples palabras y por el
tono despreocupado que el menor había utilizado para soltar
semejante bomba.
-Debes de estar bromeando.-dijo
el azabache mayor.
-Nop. Lo digo totalmente en serio.
La cita para que ellos se conozcan ha sido programada para el día
25. En otras palabras...... mañana.-volvió a decir
despreocupadamente.
-¿Y qué? ¿Acaso debería de
importarme?-preguntó intentando disimular su enojo.
-Si te importa o no eso es cosa
tuya.-comentó el menor.
-¿Pero Lambo está de
acuerdo-kora?-preguntó tímidamente el rubio, puesto que no
quería hacer enojar aún más al azabache.
-Je. Por supuesto que la vaca
estúpida nunca accedería a algo como eso.-dijo totalmente
seguro el de fredora.
-En eso te equivocas. Se lo comenté
a Lambo puesto que es él quien debe decidir si acepta o no y pues...
como no tenía planes para ese día accedió a conocerlo.-dijo
tranquilamente.
-¿Qué?-preguntó sorprendido
el asesino.
-Lo que oíste. Y ahora, si no
tienes nada más que reclamar bien puedes irte yendo. Tengo cosas más
importantes que atender.-comentó el menor mientras cogía
algunos papeles del cajón de su mesa dispuesto a comenzar a leerlos.
-¡Espera! Es imposible que la vaca
haya accedido mucho menos por que...-comenzó a hablar pero fue
interrumpido por el castaño.
-Por qué... ¿estáis saliendo? No
me hagas reír. Esa relación es meramente de nombre puesto que si
dos personas dicen estar saliendo pero una de ellas pasa
olímpicamente de la otra a menos que la necesite para desfogarse, no
puede llamarse salir.-dijo cruelmente hacia el mayor, haciéndole
callar al instante.- Ya te lo dije. Si no le demuestras a Lambo
que le quieres y que es, aunque sea mínimamente, importante en tu
vida... Alguien más si lo hará.-dijo y dejó por finalizada esa
conversación.
El mayor se quedó parado en su sitio
sin saber qué hacer o decir. Esta vez su ex-alumno le había ganado
completamente y no le quedaba nada más por reclamar por lo que se
dispuso a salir de la estancia. Una vez estaba ya en la puerta el
castaño le llamó.
-Reborn... más te vale pensar en lo
que te dije. Tienes hasta mañana para darme una respuesta.-dijo
y sin más siguió con su papeleo.
El mayor solo salió de allí sin ni
siquiera responder. El rubio le miró preocupado y decidió ir tras
él, dejando a los otros dos allí. El castaño suspiró cansado y se
masajeó las sienes. El azabache sonrió de lado y se acercó hasta
su pareja para comenzar a masajearle los hombros.
-Hiciste lo que debías.-le
susurró al oído.
-¿Tu crees?-le preguntó
preocupado.
-Si. Ya era hora de que alguien le
dejase las cosas en claro.-habló sin dejar de masajearle los
hombros.
-Espero que todo vaya bien
ahora.-susurró para sí el menor mientras se relajaba gracias a
su pareja.
-Estoy seguro de que así
será.-volvió a decirle mientras le daba un tierno beso a su
herbívoro.
Por otra parte el azabache mayor había
vuelto a su habitación totalmente en silencio lo cual preocupaba de
sobremanera al rubio. Una vez llegó simplemente se dejó caer con
aire ausente sobre el sofá y miraba hacia el techo sin mirarlo
realmente puesto que su mente estaba en otra parte.
-Reborn.-le llamó el rubio pero
no recibió respuesta por parte del mencionado. Suspiró y decidió
acercarse hasta sentarse en el sillón de enfrente.- Por eso te
dije que deberías de pasar ese día con Lambo-kora. Verás....
Tsunayoshi me lo comentó para ver si así yo era capaz de
convencerte-kora. Se suponía que te lo diría yo pero saliste
corriendo antes de que pudiera explicártelo-kora.-le dijo
esperando que este reaccionase.
-Da igual.-susurró para sí.
-¿A qué te refieres?-le
preguntó extrañado.
-Que me da igual. Ni sabiendo esto
pasaré ese día con él.-volvió a susurrar.
-¿¡Qué demonios te pasa-kora!?-le
gritó enojado sobresaltando al otro.- ¡Se supone que le quieres
y deberías de pelear por él-kora!-siguió gritándole.
-Por eso lo digo. No tiene sentido
que siga conmigo si lo único que hago es decepcionarle. Tsuna ya lo
dijo. No soy capaz de demostrarle lo que siento y por eso siempre
termino siendo cruel con él. Es mejor que esté con alguien que sí
sepa demostrárselo.-dijo sin siquiera mirarle.
-Reborn...-susurró sorprendido
el rubio. Su compañero nunca había sido tan sincero con él y
aquello realmente le sorprendió. Entendía los motivos de este para
pensar así pero había algo que no parecía entender.
-Haz lo que quieras pero....-dijo
mientras se encaminaba hacia la puerta.- Lambo está enamorado de
ti-kora. Si piensas que es mejor que se largue con otro.... él lo
hará. Porqué para él.... hacerte feliz es lo que más
desea-kora.-dijo y sin más se marchó, dejando solo al de
fredora.
Este solo suspiró frustrado sin saber
qué hacer. Nunca en su vida le había costando tanto tomar una
decisión. ¿Qué se supone que era lo mejor? ¿Dejar al menor libre
para que se enamorase de alguien que realmente lo mereciera? O por el
contrario.... ¿hacer que siga con un bastardo como él? Si tuviese
que ser completamente sincero sería la segunda. Aunque no lo
demostrase realmente apreciaba y quería al lloroso chico pero era
incapaz de ser amable con él. Era su forma de ser y no podía
cambiarla de un día para otro pero.... si no lo hacía sería mejor
dejarle libre.
Su cabeza estaba echa un completo caos
y no era capaz de pensar con claridad. Miró el reloj cansado y se
percató de que ya era la hora de la cena. Entre pensamiento y
pensamiento se le había echo realmente tarde. Suspiró y procedió a
levantarse para dirigirse al comedor para la cena.
Una vez llegó se encontró con que
todos estaban ya allí. Los ignoró y se sentó en su lugar, que
justamente tenía que ser al lado del bovino. Este solo miró hacia
otro lado esquivando su mirada, nervioso. Entonces miró al castaño
y supuso que el menor ya sabía que él ya estaba enterado de la
situación.
Comenzaron a comer en silencio pero el
azabache sentía las miradas de cierto castaño y su pareja. Molesto
les miró advirtiéndoles que pararan de una buena vez pero solo
recibió otra advertencia por parte del ojimiel. Chistó la lengua
molesto lo cual llamó la atención del moreno menor que le miró
confundido desde su lado. Él solo se levantó y comenzó a caminar
hacia la salida dando un portazo.
El castaño suspiró mientras miraba a
su pareja y negaba con la cabeza.
-¿Que le pasa a Reborn?-preguntó
preocupado la vaquita mientras miraba a su jefe.
-Lambo.... es solo que discutí con
él. No te preocupes.-le sonrió como mejor pudo.
-¿De verdad? ¿No será por lo del
compr-amandhdfj?-alguien le tapó la boca antes de que pudiese
terminar de hablar. Miró sorprendido hacia arriba encontrándose al
rubio militar.
-Si nos disculpas, tengo que hablar
con Lambo un momento-kora.-dijo y sin más arrastró al menor
consigo.
-¿Pasó algo Décimo?-le
preguntó su mano derecha.
-No te preocupes. No es nada en lo
que debamos meternos.-comentó para seguidamente comer otra vez.
Los demás solo se encogieron de hombros y decidieron seguir comiendo
también.
Mientras rubio y moreno conversaban en
la terraza el azabache se encontraba en su coche dispuesto a salir de
la mansión. Aquello lo notaron ambos chicos y el menor corrió para
alcanzarle.
-¡Espera!-escuchó el grito de
su pareja lo cual le sorprendió pero no lo demostró facialmente.
-¿Qué quieres?-le preguntó
fríamente.
-Yo solo.... ¿vas a algún lado?-le
preguntó nervioso. Las palabras del rubio todavía resonaban dentro
de su cabeza y no podía evitar sentirse inseguro.
-Si.-respondió secamente.
-¿Po-podría ir contigo?-le
volvió a preguntar esperanzado. El mayor le miró y entonces se dio
cuenta de la presencia de cierto rubio a unos metros el cual le
miraba severamente.
-Sube.-dijo sin más y el moreno
obedeció de inmediato.
Una vez este ya se había acomodado, el
mayor encendió el motor y ambos se marcharon. Desde su lugar el
rubio miraba con una sonrisa aquello, esperando que el azabache
hubiese tomado la decisión correcta.
Desde una de las ventanas el castaño
también sonrió contento al observar como ambos se iban juntos y el
azabache le abrazó por la cintura mientras también observaba la
escena.
-Te dije que las cosas irían
bien.-le susurró al oído. El menor solo asintió contento y
ambos se marcharon hacia la recámara del ojimiel.
Por otro lado el ambiente en el coche
era algo tenso e incómodo puesto que ninguno de los dos hablaban.
-Reborn...-le llamó el menor
pero sin dejar de mirar por la ventana. El mencionado solo le miró
de reojo sin dejar de conducir.
-¿Qué?-le preguntó secamente.
-¿Quieres... que lo dejemos?-le
preguntó tímidamente el menor. Ante la sorpresa de la pregunta el
mayor frenó de golpe asustando al ojiverde.
-¡UAAAH!¿Qué demonios te pasa?-le
reclamó sorprendido y asustado por ese acto tan repentino.
-¿Qué quisiste decir con
eso?-ignoró su reclamo y le preguntó encarándolo furioso.
-¿No es eso lo que quieres?-le
preguntó algo cohibido por la mirada sobre su persona.
-¿Te dijo algo el idiota de
Collonello verdad?-preguntó aunque ya sabía la respuesta.
El menor calló unos segundos para
luego asentir y giró para no verle a los ojos.
-Dijo que.... estabas pensando en
dejarme y que.... debía de tomar una decisión sobre lo que
quiero.-susurró sin atreverse a mirarle.
-¿Y qué es lo que quieres?-le
preguntó molesto por que el entrometido rubio había hablado de más.
-Yo.... quiero estar
contigo.-respondió con voz llorosa.- pero... si tu no quieres
estar conmigo entonces....-paró de hablar puesto que ya había
comenzado a sollozar.
En ese momento el azabache recordó las
palabras del rubio : “Lambo está enamorado de ti. Si piensas
que es mejor que se largue con otro.... él lo hará. Porqué para
él.... hacerte feliz es lo que más desea.” En ese momento
comprendió lo que le había querido decir y solo sonrió de lado por
ello. Volvió otra vez su vista hacia el chico a su lado y agradeció
el estar en mitad de un camino del bosque puesto que no quería que
nadie más que el menor supiese lo que estaba a punto de hacer.
-Oye.-le llamó con su voz de
siempre. Como el menor siguió llorando suspiró cansado y le agarró
del mentón para que le mirase a los ojos.
-Te dejaré esto en claro
mocoso.-dijo sin dejar de sonreír.- TÚ-ME-PER-TE-NE-CES.-dijo
sílaba por sílaba y sin dejar que el ojiverde saliese de su estupor
le besó apasionadamente. El menor respondió por inercia, puesto que
ya estaba acostumbrado a los besos salvajes de su pareja. Una vez se
separaron el ojiverde respiraba agitadamente mientras que el azabache
estaba tan fresco como una lechuga.
-Re-Reborn...-susurró
sorprendido el menor. Este solo sonrió de lado y encendió el motor
para seguir su camino hacia la ciudad.
Durante el trayecto el pobre chico
seguía sin asimilar las palabras de su pareja y para cuando se
percató ambos ya se encontraban estacionados. El mayor salió del
coche pero al ver que el otro no lo hacía suspiró y giró a verle.
-¿Vas a salir o no?-le preguntó
con su voz de siempre pero algo divertido por la actitud del menor.
-¿Eh?-preguntó sorprendido y
entonces fue cuando calló en cuenta de donde se encontraban.-
Si....-susurró avergonzado y entonces salió del vehículo.
-E-Etto.... ¿dónde vamos?-preguntó
tímidamente el menor puesto que nada más salir del coche el mayor
le había cogido de la mano y había comenzado a caminar sin decirle
nada.
-Hmp. Al sitio de siempre.-respondió
como si nada. El menor hizo un puchero ante aquella respuesta y se
sonrojó hasta las orejas.
Sin más llegaron a su destino que
resultó ser uno de los hoteles más lujosos de la ciudad. Como si el
lugar fuese suyo el azabache entró y subió por el ascensor sin ni
siquiera saludar a la recepcionista.
-Mooo.... es como si este lugar ya
fuese tuyo.-hizo berrinche el ojiverde. El de fredora solo sonrió
divertido y le besó para que se callase.
-Después de todo la última planta
es completamente mía.-dijo con presunción después de soltarle
la boca al menor.
-Estúpido Reborn...-susurró
para sí el menor.
Llegaron al piso correspondiente y al
abrirse las puertas se encontraron con una maravillosa suite
completamente equipada y decorada con adornos navideños.
-E-esto es....-susurró
sorprendido el menor al observar todo aquello.
-Hmp. No pienso repetirlo así que
escucha bien....-dijo y se acercó hasta el ojiverde, abrazándolo
por la cintura.-.... feliz navidad mocoso.-le susurró al
oído.
Entonces se separó del chico y pudo
observar su aturdimiento el cual le hizo mucha gracia.
-Reborn...-susurró mientras sus
ojos comenzaban a brillar de la emoción. Al parecer por fin había
comprendido lo que allí sucedía. Saltó y se abrazó al cuello de
su pareja para besarle con pasión y amor.
-¡Feliz Navidad!-le dijo con
una gran sonrisa. El azabache solo sonrió de lado y le abrazó por
la cintura.
-Calla, vaca estúpida.-le dijo
haciendo que el menor hiciese un puchero pero siguió sonriendo al
estar acostumbrado al carácter de su azabache. Después de todo se
había enamorado de él por como era y no quería que cambiase ni un
ápice.
Sin más el de patillas le besó
desenfrenadamente mientras él correspondía con la misma pasión y
devoción. Sonrió aún más al ser tendido sobre el colchón de la
habitación y sentir al mayor posicionarse sobre él sin dejar de
besarle.
Al final.... el castaño había
cumplido su promesa y esas navidades.... se habían convertido en las
mejores de su vida.
Aunque aún quedaba mucha noche por
delante para que fuese aún mejor. O al menos eso pensó el ojiverde
al notar la mirada de lujuria de su pareja sobre él.
......FIN......
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