Capítulo 6
No sabía que demonios pasaba
ese día. Ya sea Dios, Buda, Alá, el Karma o quien sabe que fuerza
divina o dios estaba hoy en su contra.
Desde esa misma mañana todo
había salido mal. Parecía que algo o alguien le estaba haciendo
vudú o un mal de ojo ya que cada vez que intentaba acercarse al
rubio alguien se lo impedía, digamos sus psicópatas y estúpidas
fans, por ejemplo; o algo, como el timbre de cambio de clases, las
horas partidas en las que no estaba en el mismo salón que el rubio,
su estúpido primo...y un sinfín de cosas más que le estaban
sacando de quicio.
Estaba ya harto de todo y lo
peor... es que ahora estaba en la enfermería por culpa de una de sus
fans. Estaba tan frustrado y enojado que cuando oyó la puerta
abrirse iba a gritarle al o la imbécil que se le fuese a acercar en
ese momento.
Ese era su plan en principio
pero.... todas sus palabras murieron en su boca cuando vio a la
persona que había entrado por la puerta y le estaba mirando algo
sonrojado.
-¿Te...molesta si me quedo un
rato contigo?-preguntó esa persona.
El azabache solo asintió sin
dejar de mirarle fijamente embobado. Estaba....estaba....¿¡EMPAPADO?!
Tuvo que concentrarse con todas sus fuerzas para no desangrarse ante
aquella apetecible y violable visión. Definitivamente ese día era
el más nefasto de su vida.
-¿Qué...-tragó un poco de
saliva sin dejar de mirarle.-...¿Qué te ha pasado? -logró
preguntarle el azabache.
-Emm... bueno verás...-comenzó
a explicarle algo sonrojado mientras se acercaba a él y se sentaba
en una silla enfrente del ojinoche.
*Flashback*
Estaba en el vestuario
cambiándome para ir a clase después de hacer educación física.
Salí un poco más tarde que los demás y tenía algo de prisa ya que
no quería llegar tarde.
Al girar una esquina para
subir las escaleras estaba tan concentrado que no me di cuenta de que
alguien venía bajando y chocamos.
-Lo siento.-me disculpé. Pero
al levantar la vista y fijarme bien en la persona con la que me había
encontrado no pude evitar sonreír un poco.
-No te preocupes, Naru-chan.
Soy yo el que debería disculparme ya que ahora estás todo empapado.
-se disculpó Sai-sempai.
“Así que fue Sai ¿eehh?”
pensó el azabache en medio de la narración del rubio.
Sai-sempai llevaba encima un
jarrón de flores para el aula de arte y al llevarlo bajando por las
escaleras y chocarse conmigo se le resbaló y al final terminó todo
el agua encima mio.
-Será mejor que vayas a la
enfermería para cambiarte.-me dijo el moreno.
-No hace falta. Puedo
cambiarme en el vestuario y ponerme el uniforme de educación
física.-le respondí con una sonrisa.
-No. Mejor si vas a la
enfermería. Podrías enfermarte si no te secas apropiadamente y allí
podrás descansar un poco.-dijo sin borrar una sonrisa que se me hizo
algo rara.
Iba a responderle que no hacía
falta cuando se me adelantó.
-No me lleves la contraria. No
te preocupes por las clases. Yo le avisaré a tu profesor lo que pasó
así que venga, empieza a andar.- me dijo mientras recogía el jarrón
del suelo y se iba.
*Fin
flashback*
-Y eso fue lo que pasó.-dijo
el rubio algo avergonzado mientras agachaba la cabeza y miraba el
suelo como si fuera la cosa más interesante del mundo.
-Bueno...-comenzó a hablar el
azabache haciendo que el rubio le mirara.- Me alegra el que estés
bien.-finalizó por fin mirándole y dedicándole una leve sonrisa
que sonrojó aún más al ojiazul.
-Gracias...-ante esto el
kitsune cayó en la cuenta de algo, se levantó y posó una de sus
manos en la frente del azabache que le miró sorprendido ante la
repentina acción del menor.
-¿Naru-...
-Fiebre no tienes.-le
interrumpió el rubio separándose y volviéndose a sentar en la
silla. Al darse cuenta de la mirada sorprendida del mayor se dio
cuenta de lo que había echo, se sonrojó de sobremanera y agachó la
mirada avergonzado.- Es... es que...-intentó excusarse.-... No te
había visto en todo el día y pues... pensé que...- balbuceó sin
mirarle.
-¿Estabas... preocupado por
mí?- preguntó algo sorprendido mirándole tiernamente.
El rubio solo asintió sin
subir a mirarle. El ojinoche le acarició suavemente la cabeza
haciendo que el rubio le mirara.
-Pensé... que no me hablarías
después de lo que había pasado esta mañana.-le dijo suavemente sin
dejar de observarle.
El ojiazul se ruborizó al
acto al recordar a lo que se refería el azabache y volvió a bajar
la mirada.
El ojinegro pensó que se
levantaría y se iría o que por lo menos se quejaría o algo
mientras, el rubio, pensaba muy bien como responder a eso.
-Yo... solo estaba algo
sorprendido. Bueno es que.... no esperaba encontrarme aquello cuando
te oí gritar la verdad.-dijo algo apenado.
-Yo... simplemente desperté y
no me di cuenta de que eso pasaba hasta que saliste corriendo
gritándome. -intentó justificarse el azabache.
-No me culpes por ello.-se
quejó el menor mirándole y haciendo un puchero que lo hizo verse
realmente lindo.
“Cuanto quiero lanzarme
encima suyo y comérmelo entero.” pensó el azabache conteniendo
las ganas de violarlo ahí mismo, además de limpiarse un pequeño
hijo de sangre que salía por sus fosas nasales.
El rubio se dio cuenta de ese
echo y le miró ladeando levemente su rubia cabecita.
-¿Sasuke estás
bien-ttebayo?- preguntó inocentemente.
-¿Por qué preguntas?- dijo
este algo ido.
-Por que te sangra la
nariz.-respondió algo preocupado mientras le pasaba un pañuelo por
la nariz.
-Ahh... No es nada no te
preocupes.-dijo al ver la mirada preocupada que le dirigía el menor.
Cogió el pañuelo que le
pasaba el rubio y se limpió la nariz lo mejor que pudo.
Estuvieron un rato en
silencio, cada cual pensando en sus cosas mientras el azabache miraba
por la ventana y el rubio sus piernas.
-Deberías...-comenzó el
mayor haciendo que el rubio subiera a verle.
-¿Si?-preguntó al ver que el
mayor se había callado mientras volteaba a mirarle.
-La ropa. Deberías cambiarte
antes de que realmente te resfríes.-comentó el ojinoche.
-Ahhh.... es verdad.-comentó
con algo de gracia ya que se le había olvidado completamente al ver
al azabache sentado en la cama de la enfermería.
Se levantó de su cómodo
asiento, corrió las cortinas para que el azabache no viera más de
lo necesario y procedió a desvestirse para luego cambiarse de ropa.
“Maldita sea, maldita
sea.....¡Maldita sea!” se quejó mentalmente el azabache. A pesar
de la cortina veía la silueta del rubio a través de esta. No podía
dejar de mirar esa delgada y sensual figura que se estaba
desvistiendo y su imaginación no dejaba de jugarle malas pasadas.
Imaginado que era él el que le estaba desvistiendo, acariciando toda
esa suave piel mientras oía los suspiros y jadeos de esa dulce
boquita. Esos ojazos zafiros mirándole con lujuria mientras decía
su nombre aprovechando para besarle y marcarle como suyo. Dejando
claro que ese rubio le pertenecía solo a él.
La imaginación del azabache
estaba haciendo que se calentara de sobremanera y que una parte de su
anatomía comenzase a despertar.
Al darse cuenta de ese pequeño
detalle intentó concentrarse y dejar de pensar en eso. No quería
que el rubio saliera corriendo como esa misma mañana.
Al poco rato la cortina volvió
a su sitio dejando ver al rubio con su uniforme de deporte. Eso
tampoco ayudó al azabache a tranquilizarse.
El uniforme consistía en una
camiseta de manga corta blanca con algo de azul marino y unos
pantalones cortos un poco por encima de las rodillas, también de
color azul, y que le marcaba ese redondo y apretado trasero que
estaba deseando tocar.
La gota que hizo que el
azabache perdiera la poca cordura que le quedaba fue cuando el rubio,
inconscientemente según él, se relamió los labios dándole un
imagen tan erótica....
Sin poder evitarlo cogió al
rubio de la muñeca y lo lanzó encima de la cama. Se subió sobre el
rubio mientras este le miraba atónito por la repentina acción.
-¿Sasu-....
El ojiazul no pudo terminar lo
que iba a decir ya que el azabache se lanzó a sus labios como una
fiera. Le besó con una gran pasión y lujuria.
El azabache mordió levemente
el labio inferior del rubio que al estar sorprendido solo atinó a
abrir la boca. El mayor metió su lengua dentro de esa dulce cavidad,
explorando hasta el último rincón.
Esa sensación era, en simples
palabras, exquisita. Era tan delicioso y dulce. Mucho mejor que en el
sueño de aquella mañana.
Al poco rato comenzó a jugar
con la lengua contraria, mezclando ambas salivas en una sola. Jugando
por el poder, por dominar al otro. El rubio se dejó llevar ante la
exquisita sensación que le producía la lengua del azabache en su
boca jugando con la suya. Comenzó a corresponder al beso, pasando
sus brazos por la nuca del mayor, juntándolo más a él. Pasó una
mano por el cabello azabache acariciando, mientras la otra se quedaba
en el cuello ajeno acariciando suavemente su nuca.
El azabache se sorprendió un
poco al ver que el rubio había comenzado a corresponder a su beso y
se estremeció cuando sintió las suaves caricias del ojiazul en su
cabello y nuca.
Empezó a bajar sus manos por
los costado del cuerpo ajeno. Haciendo que el rubio suspirara entre
el beso y que él sonriera internamente.
Fue bajando las manos hasta
dejarlas sobre la cintura morena.
Se separaron a causa de la
falta de aire y se quedaron mirando fijamente. El ojinoche no pudo
evitar deleitarse y perderse ante la bella y excitante imagen que el
rubio le estaba dando.
El ojizul estaba levemente
sonrojado con la boca entreabierta intentando recuperar el aire
perdido ante el ardiente y pasional beso que se habían dado mientras
le miraba con esos ojitos que le hechizaban.
Estuvo a punto de decirle algo
cuando de repente el timbre sonó haciendo reaccionar al rubio, el
cual le empujó y salió corriendo cerrando la puerta tras de si y
dejando al azabache sentado en el suelo a causa del fuerte empujón.
Este chasqueó la lengua al
darse cuenta de lo que había pasado. Realmente....
-¿¡ES QUE TODOS LOS RELOGES
ME ODIAN HOY?!- se quejó el azabache soltando un grito de
frustración extrema.
Al otro lado de la puerta el
rubio no pudo evitar sonreír con algo de gracia al oír el grito del
azabache que, seguramente, se habría escuchado por toda la escuela.
Sin más se alejó de allí
con esa sonrisa maliciosa y divertida.
-¿No crees que te has
pasado?- le preguntó alguien al llegar a la primera esquina, todavía
cerca de la enfermería.
-No se de que me
hablas-ttebayo.-respondió sin borrar esa sonrisa de su rostro.
-No te hagas. Te pasaste todo
el día evitándolo, diciéndole a sus fans donde estaba para que lo
fueran a molestar y finalmente, lo de Sai, lo hiciste a propósito
para tener una excusa para ir a la enfermería.
-Jejeje. No es para tanto
Gaara-nii. Solo quería molestarlo un poco.-dijo el rubio mirando a
su hermano a los ojos.
-Lo de cambiarte también lo
hiciste para provocarlo ¿verdad?- le preguntó ahora mirándolo
suspicazmente, conocía demasiado bien a su hermano pequeño.
-Jejeje. Si bueno... pensé
que si corría la cortina se pondría a imaginar y se calentaría más
si mis movimientos eran un poco más atrevidos. Además... me lamí
los labios delante suyo para que se calentara aún más.-respondió
maliciosamente.
-¿Y qué tal es?- preguntó
bastante interesado el pelirrojo.
-Si te digo la
verdad....increíble. Es realmente bueno besando.- dijo esto con un
leve rubor en sus mejillas. El mayores solo silbó ante esto para
hacer enrojecer más a su hermanito.
-Por cierto... gracias por
decirme lo de Sai-sempai.- dijo con una leve sonrisa.
-Hmp. Necesitabas una pequeña
ayuda y en realidad iba a ir yo con el jarrón pero Sai insistió en
llevarlo él y al final, para no discutir y hacer que perdieras la
oportunidad accedí.-dijo con simpleza el pelirrojo.
-Ya veo.... Bueno gracias
igualmente.
-No fue nada.
-Por cierto....¿que has
planeado hacer con Sai-sempai?- preguntó el rubio.
-Mmm... Bueno....eso ya lo
sabrás después.-respondió con una sonrisa maliciosa.
-Jejeje. Solo espero que sea
tan bueno como su primo.-dijo con algo de sorna el rubio.
-He. Eso espero.-dijo ahora el
pelirrojo mientras empezaba a caminar en dirección a su próxima
clase. El rubio sonrió e hizo lo mismo que su hermano, todo eso sin
dejar de sonreír.
Por otra parte el azabache
seguía en la enfermería. Se estaba encaminando hacia la puerta
cuando esta se abrió dejando ver a su primo.
-Vaya... ¿Qué fue lo que
pasó?- preguntó el moreno al ver la cara frustrada y enojada de su
estreñido y malhumorado primo.
-Nada... solo que la cagué de
nuevo.-dijo algo enfadado consigo mismo el azabache.
-Bueno ya me contarás. La
siguiente clase está por comenzar y no me conviene llegar
tarde.-dijo el otro mientras salía por la puerta con algo de prisa.
El azabache solo suspiró e
hizo lo mismo que su primo aún sin quitar esa expresión de su cara.
......Continuará......
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